Educación vende a “bombo y platillo”
el plan de la escuela inclusiva sin adjudicar
en la mayoría de los casos los recursos
necesarios porque esta se haga
en óptimas condiciones, a veces los
padres de niños con necesidades educativas
especiales tenemos la suerte de tener al
nuestro costado la escuela y los maestros que
trabajan con nuestros hijos. Este
es el caso de Elvira Cuyàs donde estudia
dos días a la semana nuestra hija,
Laura. No tenemos suficientes palabras,
pero sí muchos sentimientos para describir
la sensación positiva que hemos tenido al
despedir nuestra hija como una niña
más y con el resto de sus compañeros
de clase a las colonias.
Además de ser padres y de ser plenamente
conscientes de las características
propias de nuestra hija, tenemos añadido
a nuestra vida tener que luchar constantemente
en muchos ámbitos para defender
sus derechos de igualdad de oportunidades
según sus capacidades. En
esta ocasión, gracias a su escuela
y, sobre todo, a su tutora, Esther Pérez,
se demuestra que, cuando hay voluntad,
sensibilidad y ganas de hacer el trabajo
muy hecha, muchos niños con necesidades
educativas especiales pueden disfrutar de
las mismas actividades que el resto. Sólo
es necesario que aquellos que las
ponen en marcha crean que estos
niños también son capaces de hacerlas.
Somos conocedores, porque nos movemos
en el colectivo de las necesidades especiales,
que otros niños en situación
similar han sido vetados para participar
en este tipo de actividades en su
escuela ordinaria o se ha intentado que
no lo hagan porque las direcciones de los
centros no apuestan por una verdadera
inclusión. No vamos bien, esta no se la
manera. Si el derecho a la educación es innegable,
también lo es poder participar
en cualquiera de las actividades que se organizan
en las escuelas. Por lo tanto, si hoy
día hablamos tanto de inclusión, de normalización,
de cohesión social y de integración,
señores profesionales de la educación
dejen que estos niños estudien,
compartan, vivan, sientan y, en definitiva,
participen de aquello que no se los
niega al resto de sus compañeros.
Gracias, Elvira Cuyàs, por tu apuesta
y por abrir puertas en nuestro municipio,
en el pueblo de Laura.
Manuel y Ana. Papás de Laura
el plan de la escuela inclusiva sin adjudicar
en la mayoría de los casos los recursos
necesarios porque esta se haga
en óptimas condiciones, a veces los
padres de niños con necesidades educativas
especiales tenemos la suerte de tener al
nuestro costado la escuela y los maestros que
trabajan con nuestros hijos. Este
es el caso de Elvira Cuyàs donde estudia
dos días a la semana nuestra hija,
Laura. No tenemos suficientes palabras,
pero sí muchos sentimientos para describir
la sensación positiva que hemos tenido al
despedir nuestra hija como una niña
más y con el resto de sus compañeros
de clase a las colonias.
Además de ser padres y de ser plenamente
conscientes de las características
propias de nuestra hija, tenemos añadido
a nuestra vida tener que luchar constantemente
en muchos ámbitos para defender
sus derechos de igualdad de oportunidades
según sus capacidades. En
esta ocasión, gracias a su escuela
y, sobre todo, a su tutora, Esther Pérez,
se demuestra que, cuando hay voluntad,
sensibilidad y ganas de hacer el trabajo
muy hecha, muchos niños con necesidades
educativas especiales pueden disfrutar de
las mismas actividades que el resto. Sólo
es necesario que aquellos que las
ponen en marcha crean que estos
niños también son capaces de hacerlas.
Somos conocedores, porque nos movemos
en el colectivo de las necesidades especiales,
que otros niños en situación
similar han sido vetados para participar
en este tipo de actividades en su
escuela ordinaria o se ha intentado que
no lo hagan porque las direcciones de los
centros no apuestan por una verdadera
inclusión. No vamos bien, esta no se la
manera. Si el derecho a la educación es innegable,
también lo es poder participar
en cualquiera de las actividades que se organizan
en las escuelas. Por lo tanto, si hoy
día hablamos tanto de inclusión, de normalización,
de cohesión social y de integración,
señores profesionales de la educación
dejen que estos niños estudien,
compartan, vivan, sientan y, en definitiva,
participen de aquello que no se los
niega al resto de sus compañeros.
Gracias, Elvira Cuyàs, por tu apuesta
y por abrir puertas en nuestro municipio,
en el pueblo de Laura.
Manuel y Ana. Papás de Laura